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China con la Minox GT-E + Ilford XP2 Super 400

En mi últimas vacaciones viajé a China, a la República Popular China o China continental. En años anteriores ya había visitado las regiones administrativas especiales de Hong Kong y Macao, y la isla de Taiwan, un país no reconocido que, para unos es la República de China (sin Popular), para otros Taiwan, un país no reconocido, y para otros una provincia rebelde de una única China. Da lo mismo. Visitar los anteriores era fácil, uno cogía un billete de avión, iba, le sellaban el pasaporte en el control fronterizo y ya está. En esta ocasión ha habido que pagar, y a menudo precio, el visado correspondiente con antelación, ir pasando todo tipo de controles de seguridad, e ir presentando pasaporte para ir moviéndote dentro del limitado entorno en que lo hemos hecho. Con base en Shanghai, hemos visitado algunas ciudades interesantes de los alrededores, para luego movernos unos días a las montañas de Huangshan y a Hangzhou, que tampoco están muy lejos de la cosmopolita ciudad china. Y he hecho fotos, claro. Y como vengo haciendo desde hace un tiempo, me he llevado una cámara compacta con unos carretes de película negativa en blanco y negro.

Como en la última ocasión, en París, opté por llevarme la Minox GT-E, que mientras funcione bien, es con la que mejor me manejo y no abulta ni pesa casi nada. Y como película, la extremadamente polivalente Ilford XP2 Super 400, que te resuelve un montón de situaciones sin problema, con buenos resultados. Mi intención era mandarla a revelar a un buen laboratorio, que me hicieran una buena digitalización de los negativos, y a funcionar. Últimamente diversifico para estos trabajos entre Carmencita y Malvarrosa, los dos situados en Valencia, estos últimos más nuevos y algo más baratos, pero ambos con buenos y fiables resultados. Por lo demás, ofrecen servicios muy similares.

Pero a la vuelta, surgieron una serie circunstancias en mi entorno personal que me hicieron ser precavido sobre lo que iba a ser de mi vida en unas semanas. Nada malo, simplemente un lío de tiempo y organización, en el que encajar diversas actividades. Así que aprovechando que esta semana la tenía tranquila, decidí tirar por la de en medio, y revelar yo mismo los tres carretes de XP2 que expuse en China y digitalizarlos yo mismo. Luego ya, iremos repasando las fotos e integrándolas en el libro correspondiente cuando haya tiempo y ocasión. Pero sin estar pendiente.

La Ilford XP2 Super 400 es una película negativa en blanco y negro que tiene la peculiaridad de que es de tecnología cromogénica y está pensada para ser revelada en el proceso C-41, como las películas negativas en color habituales. Y de esa forma, se puede usar con índices de exposición entre 50 y 800, la sensibilidad nominal es ISO 400, con buena calidad de imagen, y con una granularidad muy discreta, especialmente cuando se usa con índices de exposición entre 50 y 200. De hecho, yo suelo ajustar el fotómetro de la cámara a IE 200, con muy buenos resultados. Sin embargo, se puede revelar sin problemas con una química habitual del blanco y negro tradicional. En tu casa.

Como está pensada para el proceso C-41, no hay tiempos de revelado oficiales para reveladores como el Rodinal o el Kodak HC-110 que usó yo habitualmente. Con estos reveladores, se puede utilizar un revelado desatendido, con altas diluciones (bajas concentraciones), de 1+100 para el Rodinal o de 1+120 o 1+160 para el HC-110, con tiempos de revelado de 45 minutos, una hora o más, sin agitación o una agitación mínima mínima mínima. Los resultados son buenos. Se controla bien el contraste. Pero tienen tendencia a presentar una granularidad mucho más marcada que en su revelado recomendado. Así que me lancé a buscar tiempos de revelado alternativos.

Encontré varias referencias de gente que había experimentado. Al final, agrupé varias de ellas y tomé una decisión operativa, porque no todas eran iguales, aunque todas se movían en situaciones similares. Decidí revelar a una dilución E modificada (1+49, en lugar de 1+47 que es la dilución E oficial; las cuentas son más sencillas), durante 6 minutos y 30 segundos a 21 ºC. Con la agitación habitual de inversiones tranquilas del tanque de revelado durante 30 segundos al inicio del revelado y luego cuatro inversiones tranquilas cada minuto. Esta dilución con estos tiempos son adecuados en principio para un índice de exposición de 200, que como he dicho es la que uso habitualmente. Aunque era consciente que tenía fotogramas expuestos a índices de exposición de 100 y 400 también. Los primeros no me suponían mayor problema, los últimos corrían algún riesgo de perder detalle en las sombras, pero había que fiarse de la latitud de exposición de la película.

Los resultados han sido buenos. La mayor parte de los negativos han quedado con buena densidad. Muy poquitos han quedado excesivamente transparentes, dos o tres de 112 negativos en total (37 negativos útiles en dos de los carretes, 38 en el otro). Bien es cierto que no he andado con las mejores luces para este tipo de película, que se maneja muy bien en situaciones de buena iluminación y algo contrastadas. Pero se puede trabajar con ellos. La granularidad ha quedado algo más alta que en el revelado y digitalizado comercial, pero bastante contenida. He digitalizado los negativos con la Panasonic Lumix G9 + Leica DG Macro-Elmarit 45/2,8 ASPH OIS. He utilizado el modo de alta resolución de la cámara. Como no he apurado el encuadre de los negativos, a partir de los 80 megapíxeles del RAW del modo de alta resolución de la G9 he obtenido archivos aprovechables de 50 megapíxeles. Que no está nada mal.

A partir de ahí, todo es cuestión de trabajarlos un poquito en el procesado digital para dejarlos en su sitio de luminosidad y contraste. Me faltan muchos todavía por procesar. Pero no tengo más prisas, por lo menos, ya no tengo que estar pendiente de su revelado y digitalizado. Como habréis podido ir viendo, os he ido dejando ejemplos de lo que he ido procesando hasta el momento. Shanghái, Suzhou y las montañas de Huangshan.

En París con la Minox GT-E + Ilford XP2 Super 400

A lo largo de los últimos 365 días he usado la película Ilford XP2 Super 400 en varios viajes. En junio del año pasado en forma de cámara de un sólo uso de Ilford, por Francia y Suiza, con buenos resultados generales, limitados por las características de la cámara, de foco fijo, apertura fija y velocidad de obturación fija, y la lente de plástico. En agosto del año pasado, me la llevé con la Leica M2 al lago Constanza, que me dio una versatilidad y una calidad muchísimo mayor. dado que usé el Summicron 35/2 ASPH, una lente de primer orden, incluso me atreví a pedir una digitalización a casi 40 megapíxeles. En octubre del año pasado también, fue la Olympus mju-II, que viajó a Taiwan, la que me dio buenos resultados, aunque el funcionamiento sólo en exposición automática y únicamente en enfoque automática, no me dejó del todo satisfecho.

En estas últimas vacaciones de Pascua, en la que hemos hecho un viaje familiar a París, opté por la pequeña Minox GT-E. De tamaño reducido como la mju-II, permite intervenir de forma más efectiva en la exposición y en el enfoque. Aunque este último queda al buen ojo del fotógrafo, ya que el enfoque es por estimación o por zonas. Algo más hablaré sobre esto después. Lo que ya podemos asegurar es que, expuesta la película a IE que van desde el 100 (dos pasos de sobreexposición) al 400 (su sensibilidad nominal), lo resultados son muy buenos, con un grano imperceptible cuando se sobreexpone la película.

Los principales problemas que hay que tener en cuenta cuando usamos la Minox GT-E son los siguientes.

El error de paralelismo a la hora de encuadrar, sin ser brutal, es apreciable en las distancias cortas, o cuando el sujeto es geométricamente simétrico y te queda desplazado hacia un lado.

A veces, sin darte cuenta, si fotografías con rapidez, no te das cuenta de que la cámara calcula una velocidad de obturación baja y sale la foto trepidada. Como en muchas ocasiones voy enfocando a la hiperfocal, esto supone diafragmas de f/8 y f/11. Si no me acuerdo de poner el exposímetro a IE 400, porque normalmente si hay luz abundante lo llevo a IE 200 o IE 100 para obtener un grano menor, o si no abro algo el diafragma, me puede encontrar en situaciones en que la velocidad de obturación desciende demasiado. Por debajo de 1/60 segundo. 1/30 segundo me parece una velocidad arriesgada por la escasa inercia de la cámara, que pesa muy poquito, y amortigua mal un disparo un poco impetuoso. Que conste que con tranquilidad y buen ojo a la hora de calcular las distancias, se pueden hacer fotografías con diafragmas más abiertos, retratos por ejemplo con separación del sujeto del fondo disminuyendo la profundidad de campo. Si no publico ninguno, es porque no suelo poner nunca fotos de familiares, especialmente niños, en estas páginas. Pero quedan bien.

Hay que ser conservador al usar las escalas de profundidad de campo. Si queremos ajustar la hiperfocal para f/11, más vale que ajustemos la distancia de enfoque a la hiperfocal propuesta por la escala de profundidad de campo para f/8. Y con diafragmas abiertos, con más razón. Si no, corremos el riesgo de que las distancias lejanas, el "infinito", queden poco nítidos.

Si tenemos en cuenta todas estas precauciones, las fotografías resultan estupendas. La película ofrece nitidez, amplia latitud, garantía de que es difícil quemar las luces o empastar las sombras, y grano contenido, incluso inaparente si se sobreexpone un par de pasos. Recordemos que se trata de una película en blanco y negro cromogénica, que se revela por el procesado C-41 propio de las películas negativas en color, que también se suelen beneficiar de cierta sobreexposición. Hay puristas del blanco y negro con película tradicional que no son muy partidarios de la estructura del grano de esta película, especialmente si la comparas con los granos cúbicos de clásicos como la Kodak Tri-X 400 o la Ilford HP5 Plus 400, por hablar de dos películas con la misma sensibilidad nominal. Pero a mí me gusta cómo queda, y para viajar, resulta muy polivalente y adecuada.

Para terminar, decir que he probado un nuevo laboratorio de revelado. Se llama Malvarrosa Film Lab, se encuentra en Valencia, su funcionamiento es similar al de otros laboratorios que ofrecen el mismo servicio de revelado y escaneado, algún euro más barato que otros más consolidados, y la calidad de los archivos recibidos es muy alta.

Mi Olympus mju-II y un par de carretes de Ilford XP2 Super viajan a Taiwán

En los últimos años, eventualmente me he llevado alguna cámara para película tradicional, preferentemente compactas que abulten poco espacio, a diversos viajes. Pero de modo irregular. Este año, en mi primera tanda de vacaciones, en junio, me llevé un par de cámaras de desechables de Ilford con película de la misma marca XP2 Super. Y me quedé encantado. Es cierto que una cámara desechable no ofrece los mismos resultados que una cámara más en condiciones. Si el centro del fotograma es razonable, las esquinas del mismo sufren de notables aberraciones, que ciertamente una vez conocidas, se pueden usar para dar expresividad a la fotografía. Las revelé en Carmencita Film Lab con digitalizado a tamaño XL, lo que significa unos archivos digitales de unos respetables 20 megapixeles. Más que de sobra para la resolución óptica del menisco de plástico que llevan las Ilford desechables.

Templos en Taipéi.

En agosto hice una escapada por el sur la región del lago Constanza y el Rin donde es frontera entre Alemania y Suiza. Como eran pocos días y los iba a pasar con Wilhelm, un amigo suizo de Kreuzlingen, gran aficionado a la fotografía con película tradicional, decidí llevarme como cámara principal la Leica M2 con el Summicron 35/2 ASPH. Hice cuatro carretes, y repetí la película, la Ilford XP2 Super. En esta ocasión, dada la nobleza del equipo usado, solicité de Carmencita Film Lab el escaneado a tamaño XXL, que es prácticamente el doble del anterior, nada menos que 37 megapíxeles. El resultado todavía me gustó más que la anterior experiencia. La XP2, como película cromogénica que es, aunque en blanco y negro, expuesta a un índice de exposición de 100 o 200 en lugar de su sensibilidad nominal ISO 400, da unos resultados excelentes, con un grano muy fino, y con una dinámica amplísima. En fotografías en las horas centrales del día, bajo un sol de justicia, se traga los contrastes como si nada, manteniendo la sustancia tanto en las sombras profundas como en las altas luces.

Memorial de Chiang Kaishek en Taipéi.

Recientemente de disfrutado mi segunda tanda de vacaciones, tres semanas de las que dos he estado de viaje por la isla de Taiwán. En un principio, no hice más previsiones que el equipo digital micro cuatro tercios habitual. Pero un par de días antes de salir, me di cuenta que tenía en casa un par de carretes de XP2 Super. Así que decidí llevármelos. Como cámara, opté por la muy compacta Olympus mju-II. Y por si agotaba los carretes de Ilford, como tenía por casa un poco abandonados un par de carretes Bergger Pancro 400, me los llevé también. Esta película tiene un contraste muy suave, por lo que también se come bien las situaciones malas de luz. Pero lo cierto es que no los llegué a utilizar. Volvieron como los empaqueté.

Tarde de paseo en Tamsui.

Comentemos un poco la cámara, aunque ya lo he hecho en otras ocasiones. Al fin y al cabo, también me la llevé a Nueva York en 2013 y a Islandia en 2016. Es una cámara muy apreciada por tres motivos.

Por su tamaño extremadamente compacto.

Por estar sellada contra las salpicaduras y el polvo.

Por que su objetivo 35 mm f/2,8 es muy luminoso para ser una compacta y muy nítido.

Por estos motivos yo me la compré en su momento, en los años noventa, para llevármela a esquiar. Aguantando sin problemas el sudor, las salpicaduras de la nieve y otros elementos adversos, obtenía unas diapositivas nítidas y contrastadas en mis viajes a las pistas de esquí de los Pirineos e incluso de los Alpes. Pero pese a los entusiasmos que despierta, tiene también algunos defectos, a pesar de que sus partidarios los reconocen pocas veces.

No se puede seleccionar manualmente el índice de exposición; la sensibilidad sólo se puede introducir automáticamente con los contactos DX.

No tiene compensador de exposición; aunque el fotómetro es muy capaz, en situaciones complejas tienes que maniobrar con el botón de disparo a medio pulsar para conseguir un enfoque y una exposición adecuadas simultáneamente. A veces, con el modo de medición selectiva que incluye.

El modo de flash no tiene memoria. Yo prefiero llevarlo apagado, y solo encender el modo de relleno cuando me hace falta, para mayor discreción. Pero cada vez que apagas la cámara, se olvida de la preferencia y se sitúa en flash de relleno automático, con lo que a veces se dispara el destello cuando no quieres o no conviene.

No tiene un modo paisaje con el cual se enfoque ella sola a infinito o a una hiperfocal, especialmente útil cuando fotografías a través de un cristal. Por su mecanismo de enfoque, enfoca al cristal y la foto queda borrosa. Hay que acordarse de de acercarse a un par de centímetros del cristal. Entonces, no pudiendo hacer foco a esa distancia, enfoca a infinito. Pero es una lata.

Un día gris y melancólico en Hualien.

Todo lo anterior me lo sé, lo suelo compensar con mi técnica de disparo, pero siempre te despistas alguna vez, y eso te lleva a un pequeño pero molesto porcentaje de fotos desenfocadas o subexpuestas. Algunas de estas desventajas las supera la Leica Minilux que compré el año pasado en Seul. Pero es más grandota, y no tan resistente, especialmente con mal tiempo, por lo que al final opté por la Olympus.

En las imágenes que ilustran esta entrada podéis comprobar como se ha comportado. El revelado ha sido también en Carmencita Film Lab, nuevamente a tamaño XXL, y nuevamente se ha comportado la película, en combinación con la cámara, de forma excelente en la mayor parte de las ocasiones. En un 85-90 % de las ocasiones. Un posible "miedo" que se puede tener es que en un viaje hasta Taiwán, con varios pasos de controles de seguridad con sus temidas máquinas de rayos X, se pudieran producir veladuras. Pues bien... no. Ningún problema. Y uno de los carretes de Pancro 400 que no llegué a utilizar, ya lo he usado después en Zaragoza, y tampoco me dio ningún problema. Nunca he tenido problemas con los rayos X con sensibilidades hasta ISO 800. No he pasado nunca con sensibilidades mayores.

Recorriendo el Parque Nacional Taroko.

Quizá el principal problema que he tenido ha estado en mi cabeza. Como fue una decisión de última hora, no tenía un plan de utilización claro en mi cabeza. Y eso ha hecho que haya usado la Olympus mju-II de forma irregular. En ocasiones sacaba varias fotos en un determinado lugar; en otras de me olvidaba durante unos días. Quizá por eso sólo he expuesto los dos carretes de Ilford XP2 Super y los de Bergger Pancro 400 se volvieron tal cual. Con un plan de uso más regular, probablemente hubieran caído los cuatro carretes.

En cualquier caso, una experiencia positiva, que pienso repetir.

El tren llega a casi todas partes en Taiwán.

Desechables de viaje - Ilford XP2 Super Single Use

A principios de la primavera, en un pedido que hice de material sensible para tener durante esta estación, encargué dos cámaras desechables, de un solo uso, Ilford XP2 Super Single Use. Su destino iba a ser determinada actividad lúdica con unos amigos, que finalmente se canceló. Como ha sucedido con tantas actividades fotográficas de esta primavera que han hecho que buena parte de aquel material sensible siga intacto. Pero encontré la ocasión de dar buen uso de estas dos cámaras desechables en el viaje que hace un mes realizábamos por el sudeste francés y el lago Lemán en Suiza.

La primera fotografía tomada de las dos cámaras, en la estación de Nimes.

Llevo usando cámaras de un solo uso de forma muy esporádica desde hace casi treinta años. Algún día tengo que recuperar, de donde sea que se encuentren, los negativos de cuando hacíamos rafting en Sort, o de las panorámicas que hice en 1990 viajando por Francia y Bélgica. La cámara que he usado en esta ocasión ha sido una novedad para mí. La cámara, el tipo de película no, que ya somos viejos conocidos. Y esta en una imagen obtenida del sitio web de Ilford Harman. Espero que no les moleste su uso en esta página.

Como veis, es una cámara muy sencilla, como la mayor parte de este tipo de cámaras. Fabricada en plástico, este modelo esta recubierto por una funda en cartón con la imagen de marca, y una carcasa de plástico transparente que otorga algo de protección a la cámara, aunque no para hacerla sumergible o resistente a inclemencias del tiempo importante. Con ligera lluvia sí que la he usado sin más problema que ir secando las gotas que caían en el objetivo de plástico. Una recomendación, llevar siempre a mano una toallita de microfibras, que no rayan las lentes, para secar el material de inmediato cuando se moja. En tiendas de deporte como Decathlon las hay muy baratas y útiles.

Un par de instantáneas tomadas en Arlés.

Otras características importantes de la cámara son, según el documento técnico del fabricante, las siguientes. El objetivo tendría una longitud focal de 30 mm, con una apertura fija de f/9,5. La velocidad de obturación, también fija, es de 1/100 segundos. Está enfocado teóricamente a la hiperfocal, permitiendo imágenes nítidas entre 1 metro e infinito. Si calculamos la hiperfocal para estas condiciones en la Online Depth of Field Calculator, esta estaría a 3,18 metros, y la zona de nitidez estaría entre 1,59 metros e infinito. Bueno... todo es un poco aproximado, pero razonablemente útil.

Estasa dos instantáneas son de Aviñón, con tiempo más nublado que en Arlés.

Estas cámara llevan un flash incorporado, que hay que activar con un botón frontal, y que permiten iluminar hasta 3 metros de distancia. Útil como flash de relleno. Obligatorio en interiores. Nos anuncian que llevan un rollo de 24+3 exposiciones de película Ilford XP2 Super 400. Es una película en blanco y negro pero con tecnología cromogénica, que se revela en la sopa común del proceso C-41, la habitual para las películas negativas en color. Por lo que no debería ser complicado encontrar un lugar donde revelarla. Yo las he mandado a Carmencita Film Lab, donde hacen muy buen trabajo. Solicité un escaneado XL, 5350 x 3590 píxeles, algo más de 19 megapíxeles. Veremos dentro de poco que no es necesario digitalizar a tanta resolución.

En el espectacular Pont du Gard tuvimos también abundancia de luz solar.

Después de esta descripción técnica del aparato, ¿qué resultados da? Pues muy simpáticos, pero con limitaciones. Evidentemente, el sencillo objetivo de plástico, que creo que es un menisco con alguna superficie asférica fabricado en moldes, en el documento técnico no lo pone, tiene sus limitaciones. Razonablemente nítido en el centro del campo, los bordes y las esquinas se degradan rápidamente. Por lo tanto, la definición en la imagen tiene sus limitaciones, aunque el buen contraste de las mismas las dota de un aspecto agradable. En cualquier caso, nos podemos contentar con escaneados a menor tamaño, porque son imágenes que no dan para grandes ampliaciones, y así nos ahorramos algún dinero. Probablemente, un escaneado a 6 megapíxeles sea más que suficiente.

La luz del atardecer en Annecy es menos intensa pero de muy buena calidad.

Una de las claves del éxito con estas cámaras no está en saber cuándo se pueden hacer fotos, sino en saber cuándo no merece la pena, absteniéndonos y reservando fotogramas para los momentos adecuados. Si aplicásemos la regla del sunny f/16, aquella que nos dice que en las horas centrales del día con el sol a nuestra espalda iluminando frontalmente la escena la exposición adecuada es f/16 y como velocidad de obturación la inversa de la sensibilidad de la película, tenemos de sobra con esta cámara para fotografiar en condiciones de exteriores nublados. Entre f/8 y 1/400 segundos que nos indica la regla en cuestión y los f/9,5 y 1/100 segundos que nos ofrece la cámara hay una diferencia de en torno a un paso de exposición, a groso modo, para fotografiar con seguridad. Pero a esta película cromogénica de ISO 400, como sucede con otras en color, le gusta la luz. Y una cierta sobreexposición le sienta bien, disminuyendo el tamaño del grano y sin que se bloqueen las luces. Así que es una cámara muy adecuada para exteriores razonablemente bien iluminados. A las sombras les cuesta empastarse, pero cuando la luz general es escasa, la escena aparece pero el nivel de grano es mucho más evidente.

En Chamonix-Mont Blanc tuvimos condiciones de luz muy diversas en cuanto a intensidad, y no siempre de buena calidad; pero la cámara salió adelante.

En interiores, no he hecho ninguno, irá bien con el flash y con el sujeto principal en las cercanías. Si la estancia es muy profunda, los fondos quedarán negros, y si no, algo les llegará de luz del flash más la ambiental y pueden quedar agradables. También va bien el flash como luz de relleno durante el día, en caso de contraluces, o para rellenar sombras fuertes de los rostros de nuestra gente querida.

En cualquier caso, es una cámara que te libera de preocupaciones. Si interiorizas los momentos en los que puedes disparar y los que no según las condiciones de luz, todo es encuadrar y disparar. Y por el resultado de mis fotos, el visor es bastante útil porque se aproxima bastante al resultado final. No he tenido ningún desastroso resultado por errores de paralaje. Lo cierto es que he quedado muy contento. Aunque probablemente, en un futuro, por ejemplo en cierta escapada a Constanza en agosto, preferiré llevarme un cámara compacta con un objetivo decente, que no abulta mucho más tamaño, y conseguir una mayor nitidez en todo el campo. No sé. Si el pronostico es bueno, sin lluvias, la Leica Minilux. Si el pronóstico es húmero, la Olympus mju-II, que está protegida contra las inclemencias del tiempo.

La ciudad suiza de Ginebra y el pueblecito francés de Yvoire, ambos a orillas del lago Lemán, con tiempo soleado radiante, son mis últimos ejemplos de una experiencia muy positiva.

Aproximándonos a las flores (2) - Las flores de Gardeniers en el taller de AFZ

A principio de semana comencé esta miniserie de dos artículos dedicada a la fotografía de aproximación de flores con película tradicional en blanco y negro. Algo más difícil de lo que parece. Especialmente, por la capacidad que hay que tener para prever los resultados. Más difícil que en escenas callejeras, retratos o incluso paisajes. Desde mi punto de vista.

También os conté hace unas semanas la experiencia del taller de macrofotografía organizado por la Asociación de Fotógrafos de Zaragoza (AFZ) (Facebook), impartido por Pedro Javier Pascual. Ya entonces comentaba que además de mi habitual equipo macro Pentax digital, me llevé también una cámara de película tradicional. De esto quiero hablar en esta ocasión. Aunque recordaremos primero algunas de las fotografías tomadas con la cámara digital, para contrastar con lo obtenido con la película argéntica en blanco y negro.

La cámara que me llevé con película tradicional fue la Pentax MX, cargada con un carrete de Ilford XP2 Plus, expuesta a índices de exposición de entre 200 y 400, siendo este último su sensibilidad nominal en valores ISO. Os recuerdo que la cámara Pentax MX es una pequeña réflex totalmente mecánica, las pilas sólo alimentan su fotómetro a través del objetivo, que vio la luz a mediados de los años 70 y que es una delicia de usar.

Por supuesto, la utilicé con el Pentax SMC-A 100/4 Macro que también usé con la Pentax digital. Son totalmente compatibles. Aunque esta cámara por su naturaleza no admite modos de exposición automáticos. Tienes que ajustar tu mismo los valores de apertura y velocidad de obturación.

La cuestión es que si estás acostumbrado a trabajar el macro con digital, la experiencia no tiene nada que ver. En digital, te acercas al sujeto, compones y... si tienes un trípode y el sujeto está quieto, puedes hacer una par o tres de fotos para asegurar la cosa y ya está. Si no tienes trípode, harás más, para intentar asegurar que pequeños movimientos hacia adelante y hacia atrás no dejen fuera de foco lo que te interesa. Te mueves con profundidades de campo mínimas.

Pero con la película... o eres muy afortunado, o intentas asegurar la foto en uno o dos fotogramas... porque si no empieza a salir caro. Desde luego, la opción del trípode es la más razonable. Luego está la cuestión de la sensibilidad. Las modernas tecnologías digitales aseguran resultados nítidos con ISOs relativamente altos. Pero si estás obligado a disparar a IE 400, o tirar más alto con más grano perdiendo el precioso detalle de los pequeños objetos de la macrofotografía...

Por lo tanto, el planteamiento estético tiene que ser distinto. Jugar con los desenfoques, resaltar un detalle, jugar con las tonalidades y los contrastes. Si en esta prueba lo he conseguido o no... eso lo  tendréis que decir vosotros. No es fácil. Hay que trabajarlo y tirar muchos carretes antes de que los resultados empiecen a salir como uno quiere. Y los filtros. No me llevé filtro. Pero es evidente que hay que jugar con los filtros de colores para modificar los contrastes de las imágenes.

En fin, no me voy a enrollar mucho más. Ved las fotos y vosotros diréis si os gustan. En cualquier caso, las experiencias siempre son interesantes... y bueno, podemos echar un vistazo también a las buenas gentes que me acompañaron y que con interés se aplicaron a la tarea. También en blanco y negro argéntico.